Los ecoturistas encontrarán aquí un sitio ideal para la observación de flora y fauna.
Esta reserva protege a la chinchilla lanígera, especie de roedor herbívoro nocturno, endémico de la zona y en peligro de extinción. Abarca unas 4.229 há, y cuenta una nocturama, único en sudamerica. Es una sala en la que, a tráves de espejos, se puede observar a las chinchillas en su bosque. De día hay un sendero interpretativo guiado para conocer la flora autóctona como quillay, litre maitén y guayacán, entre otras especies.